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Nota de interes

“Todo se compra, incluso el espacio que creés merecer”

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Desde que nacemos, empezamos a hacerlo.
Compramos espacios.

A veces lo hacemos con dinero. Otras, con tiempo. Y muchas veces, con esfuerzo, confianza o ilusión.

Compramos un lugar donde vivir: una casa, un departamento, o alquilamos un espacio propio. Ese pedazo de mundo donde sentimos que podemos ser nosotros, con nuestras cosas, nuestros silencios y nuestra historia.

Compramos un auto, una moto, una bicicleta. Porque no es solo un medio de transporte: es nuestro refugio con ruedas, nuestro pequeño territorio rodante que nos lleva y nos trae. También ahí marcamos un límite, un entorno, un espacio.

En la playa extendemos una manta, clavamos una sombrilla, abrimos la heladerita. Y listo: ese pedazo de arena es nuestro. Lo defendemos como si fuésemos dueños del mar. Porque, en el fondo, ese momento también es una conquista.

En lo profesional pasa lo mismo: compramos oficinas, alquilamos depósitos, abrimos fábricas. Creamos espacios donde trabajamos, soñamos, crecemos. Invertimos para tener presencia. Y esa presencia es un espacio ganado en la economía, en el rubro, en el mercado.

Cuando una empresa contrata personal, está comprando un espacio de talento. Tiempo, conocimiento, energía. Y cuando alguien elige trabajar ahí, hace lo mismo: invierte su tiempo a cambio de dinero, desarrollo, seguridad.


Un intercambio de espacios vitales.

Hasta en los viajes compramos espacios: un asiento en clase turista o ejecutiva, una cabina con balcón en un crucero, un camarote en un tren.
No importa si es una carpa o un all inclusive. Queremos pertenecer a ese lugar, aunque sea por un rato.

 

Y en el mundo empresarial, ¿no pasa lo mismo?
El marketing, la publicidad, la comunicación, son inversiones para comprar un espacio en la mente del consumidor.
Una porción del mercado. Un lugar que hay que defender. Hacer crecer. Renovar.
Como todo espacio: si no lo cuidás, lo perdés.

Cuando vamos al psicólogo, compramos un espacio para hablar, sanar y reencontrarnos con nosotros mismos. Cuando vamos al gimnasio, compramos un espacio de energía, de superación, de cuidado. Cuando salimos a cenar, buscamos un espacio donde nos mimen, donde todo esté pensado para disfrutar. ¿Y tu empresa? ¿Qué espacios estás comprando para que también se sienta bien, para que se expanda, se fortalezca y crezca en equilibrio?

La verdadera pregunta no es si estamos dispuestos a comprar espacios.
La pregunta es: ¿cuánto estás dispuesto a invertir por los espacios que vos, tu familia o tu empresa necesitan conquistar?

En Club de Marketing te ayudamos a lograrlo.
Estrategia, creatividad y acción para que el clima interno sea el que deseás, que puedas ocupar el lugar que merecés en el mercado, en la mente del consumidor y crear el futuro de tu empresa.
Porque no se trata solo de vender más.


Se trata de construir el espacio donde tu marca pueda crecer.

Ariel S. Rizzo

Director de Club de Marketing

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